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-90- y a los que le crucifi,caron se ofreció de su voluntad. Sean, pues, amirgos nuestros, todos los que injustamente nos procuran tribulaciones, afrentas, injurias, angustias, dolores, tormentos, martirios y muerte, a los cuales he– mos de amar mucho, porque nos aseguran la vida eter– na. Y tengamos aborrecimiento a nuestro cuerpo, con sus deleites, vicios y pecados; porque, viviendo carna·l– mente, nos quiere qui.far el amor de Nuestro Señor Je– sucristo y 1a vid~ eterna con todos los bienes, perderse en el infierno." ( 1). 84. Enseña las ventajas que se siguen de amar a los enemigos. "Oid, hermanos-decía el Santo-, la embajada que envía el A'ltfsimo desde el Cielo, por su ínfimo esclavo. Amad a todos, no sólo a vuestros prójimos, sino tam– bién a los que os hacen sufrir ailguna adversidad. Aque– llos son manifiestos amigos, éstos de ningún modo son enemigos. Los que os aim0in, los que os sirven, los que os dan sustento y vestido, ha,cen bien a vuestro cuerpo; pero los que os persiguen, los que se airan contra vos– otros, los que os aborrecen, ofrecen muchas cosas ven– tajosas al espíritu. Luego todos son amigos y ninguno se ha de llamar enemigo; todos os hacen bien y ninguno os injuria. No temáis a ningún enemigo, sino a vosotros mismos. Si, pues, queréis odiair a los enemigos, princi– piad por aborrecer a vuestro cuerpo y resistir sus bru– tales apetitos. Si .deseáis vengaros del enemigo, azotad a vuestro cuerpo y sujetadle, como siervo, a vuestro es– píritu. Gdsto que os redimió, sea con vosotros y os de– fienda de todos los adversarios." (2). 85. Cómo opinaba San Francisco acerca de la mur– muración. "Henmanos-decía el Santo-, el vicio de la difama– ción es enemigo de la fuente de piedad y de la gracia y (1) Regla Primera de San Francisco, cap. XXII. (2) Wadding: Obras de San Francisco, Sermón 4, 0

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