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- ss.....:.. de· todos, cuando estaban canfa111do el oficio, vieron lle– gar a trein.ta hailes menores, los cua,les, uniéndose . a los cantores, refo.rzairon el coro v soJemnizarnn los fu– nera1es. Terminado el o.fido, en seguida desaparecieron, sin saber por dónde habían venido ni adónde se diri– gieron, por lo cual se juzgó mi1lagro (1). 81. · Cómo quiere el Santo que sean corregidas las ofensas. La caridad de San Francisco, no reconocía Jímites. Para él los hombres, aunque pecadores, todos eran acreedores a su gran caridad. Así, pues, no deja:ba pa– sar ocwsión que no aprovechara paira inculcar la cari– dad o dar r:eglas para practicarla. Entre los muchos do– cumentos que, a manera de perfumadas florecillas, en– contrnmos diseminados en su prodigiosa vida, copiamo·s el siguiente: "Guárdense-decía el Santo-todos los religiosos, así ministros y siervos como los otros, que se turben ni enojen por el ,pecado o mal ejemplo de otro, que eso quiere el demonio, con el pecado de uno matar a muoho,s; mas espiritua1I1111ente, como pudieren, ayu– den al que pecó, porque no ha menester médico el sano, sino el enfermo. (Mateo, IX, 12.) Y todos los re,Hgio– sos no tengan poder y señorío, como .señores entre sí; porque como dice el Señor en el Evangelio: Los prín– cipes de las gentes tienen en ellas señorío, y sus ,prin– dpales tienen en ellas poder y mando (Mateo, XX, 25). No sea así entre los religiosos; mais el que quisiese ser mayor entre ellos, sea su ministro y siervo, y e,I mayor sea como menor. Ningún reUgioso haga o diga maJ de otro, mas con caridad de espíritu, de buena voiluntad, sirvan y obedezcan unos a otros, que esta es la santa y verdadera obediencia de Nuestro Señor Jesucristo. Y todos los religiosos, de cualquiera manera que. se apar– taren de ·los preceptos del Señor, y anduvieren fuera de la obediencia, como dice el profeta: sepan que son mal- (1) Chalipe: Vida de San Francisco de Asís, lib. II, cap. XXVI.

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