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-73- grega:ciones religiosas dedicadas ,como único fin, al cui– dado de los lreprosos, como. son la Orden de San Láza– ro y la de los Crucíferos - , sin embargo, estos enfer– mos estaban exoluídos de toda sociedad humana y cus– todiados por mandatos muy s<:w-,eros. Asís, como otras ciudades, tenía también s,u Ieprose– ría no lejos de la ciudad, a medio camino de fa Por– ciúncula. Llamáibase aquel hospital "San Salvatore delle Pareti. Frandsco, compasivo si,empre con los necesitados, gustaib,a so,correr a fos Ieprosos, pero por mano ajena, porque le repugnaba su vista, de taiJ manera que cuando pásaba por ·ta puerta de aquel hospifal, caminaba más aprisa, tapándose las narices por no percibir el hedor cara!Cterístiico de la J.epra. En e,sfo consistía .la mayor debi11idad de Francisco, y por lo mismo había de al– canzar el mayor triunfo. Después de haber besado a'l leproso celestia:I, des– aipareció, si no la repugnancia; al menos la flaqueza, y se negaba asimismo por amor de Dios, yendo a 1 los hos– pitalJes, donde wnMlaba con sus· pailabras a los enfer– mos, curaba sus llagas, hada sus camas, besáiba,les sus manos y ,el rostro con gran sentimiento y ternura, dá– bales limosna. Más tarde confi,esa el Santo que toda la repugnan:cia se Je convirtió e,n dulzura ( 1). 62. El Santo cura milagrosamente a un canceroso. Afirma San Buenaventura que Dios adornó al será– fi:co Patriarca con el don de hacer ,curaciones milagro– sas, pr•esagio de los remedios evangélkos qué había de ap!i,car a las a 1 lmas. Entre las muchas que hizo el San– to, San Buenaventura refiere la siguiente: "Regresaba Francisco de visitar el sepulcro de los santos apóstoles, y al cruzar el ducado de Espoleto, se iJe pr,esentó un hombre que tenía carcomida la boca y las mejillas por un cáncer horroroso. InútHmente había recurrido a toda (l) San? Buc~aventura: Leyenda, cap. I; Testamento del Sa~to.

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