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P.· P R U D E N C I O D E S A L V A T I E R R A ANGEL No es eso. Le dan vergüenza las _locuras de mi hermanQ. SIMÓN ¡Pobre Francisco!¡ Mas no; nadie le podrá vencer. Que cuando Cristo le habló, al mismo tiempo le dió fuerzas para obedecer. ANGEL ¡Y para cargar cadenas! Cristo no manda ni pide derrochar á manos llenas; ni que el bien propio se olvide por las desdichas ajenas. Cristo pide caridad, pero con tino y con tasa, con justicia y equidad. El amor y la bondad deben comenzar por casa. Esa es la verdad, Simón; lo demás son utopías y efecto de la ambición. No pide la religión excesos ni tonterías. [ 96 l Irónico.