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P. P R U D E N C I O D E S A L V A T I E R R A El vuelo de mis deseos marcha por cumbres inmensas ... FERNANDO ¿No son también vanidades tus ansias y tus ideas? FRANCISCO El Cristo de San Damián -aquel Señor de madera– es el jefe que me manda. ¿ Y queréis que no obedezca? "Repara mi casa", dijo; y aunque no me lo dijera, cuando le veo tan triste, comprendo lo que desea. Todo lo que se derrumba, los árboles que se secan, lo que cae y lo que muere, pone en mí oído una queja. Los gigantes se han dormido ... Yo, pobrecito y sin fuerzas, tendré en los hombros un mundo y una voz que me sostenga. Es la voz que está esperando el eco de mí respuesta; heridas abrasadoras inflamadas de impaciencia, [ 70]