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P. P R UD EN C I O DE SAL V ATIERRA PICA Me acuerdo; porque también mi Francisco cayó prisionero allí, junto al dolor de tus hijos. VECINA l.~ Yo miré por la ventana, por donde venía el ruido. Antes del anochecer besé los mármoles tibios. Reinaldo tenía el pecho martirizado y hundido; Andrés, dos pétalos rojos sobre los ojos vacíos; Juan, con el cuello segado, parecía más erguido; y al pequeño me lo dieron en jirones encendidos. PICA Las mujeres, en la guerra, sólo ganamos suspiros. VECINA l." Desde entonces, largo invierno: quedó la noche en su sitio; [ 28 J