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E L HERMANO DE Callad; que estoy escuchando a mi madre y a Francisco ... T O D O S- Tras una breve pausa, durante la cual los cuatro perso– najes denotarán con su silen_cio y actitudes toda la angustiosa inquietud del momento, entran a escena, por la derecha, FRAN– CISCO y su 11wdre. Detrás viene la VECINA l.'. Al ver PicA'. la nueva situación, duda un 1nomento, como qiteriendo retro– ceder; pe_ro es arrastrada por FR,ANCISCO que va adelante sin ver a nadie. ANGEL- y SIMÓN miran absortos la escena desde– un ángulo del proscenio, como si no dieran crédito a sus ojos.. Mientras habla FRANCISCO, nadie se mueve. Ha de matizarse– con mucha delicadeza toda esta escena; pero sin exceso. FRANCISCO Cavernas iluminadas con luces de paraíso . La soledad y el silencio tienen el rostro de amigos. ¡Ay, madre! .Las piedras hablan · y las paredes son libros. El coro de las estrellas sonaba con dulce ritmo. Negras miradas traían blancuras de pan y ·trigo. ¡Ay madre! Y en las tinieblas canta la voz del delirio. [ 121 ]