BCCCAP00000000000000000000589

P. P R U D E N C I O D E -s A L V A .T I E R R A sus hopalandas de luto mojadas de lágrimas. Es in– satisfecha, porque arde en deseos sin respuesta. Todo es interrogación en sus manos vacías. Francisco de Asís, quizá el más alto poeta que ha producido el mundo, es alegre y sano, tiene un ob– jeto para cada ansia y un jar4ín para cada paseo. Su itinerario mental y afectivo es siempre el mismo: va a Dios y vuelve de Dios, porque vive endiosado. Esa es su alegíÍ'a y su paz y su gran secreto. Sabe amar y sabe cantar. ¿Y qué más necesita un poeta? ¿La palabra? Allí está, en el amor. Como están también en el amor la mirada, el pulso, el pie, la mano y el oído. Aunque ~ él ve a Dios en todas ~tas cosas, no es panteísta, sino maestro perspicaz en ese arte divino que únicamente puede nacer de la limpieza espiritual. Vencedor de todas las pasiones, está en la posición elegante del verdadero hombre libre, atado a una sola cadena, a la perfección del amor. Manos blancas y llenas, corazón de ánfora rebosante, .ojos dirigidos a las cumbres, pisada firme sobre los escombros; eso es lo que ca– racteriza y define la personalidad gigantesca de Fran– cisco, hermano de todos porque es hijo del Padre universal. Francisco es, ante todo, un maestro de cátedra perenne, que fustiga las tres concupiscencias de la vida, oponiéndolas suavemente tres ideales contra– rios. Y todo eso con poca palabra y mucho ejemplo. De ahí su influjo bienhechor sobre las almas, aún sobre las más rebeldes. Es curioso y elocuente, entre o(ros mil, el caso det [ 12 ]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz