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46 mahometano o un budista, a no ser que sea de los que conci– biendo a Dios como fuerza universal del cosmos, ponen a Je– cristo, a Buda, a Mahoma y a Lutero en la misma línea, como Reformadores de la sociedad. La fe está a la base de todas las religiones, porque como le dije en mi anterior, la fe es una necesidad del hombre, y la fe siempre consiste en creer lo que no se ve. En esto todos somos iguales. Pero la diferencia resalta cuando uno medita en el objeto y en et por qué de esa fe. Ante todo empecemos por decir que la fe católica no es una fe «ciega» en el sentido qu'e parece darle su amigo, sino «racional» o «razonada» en lo que tiene;de acto humano. Por eso resiste todos los ataques de la crítica sin inmutarse, mien– tras que ni el Protestantismo y mucho menos el Budismo y el Mahometismo pueden sostener ese ataqúe, sin descubrir las grandes deficiencias que ¡encierran. Además, nuestra fe des– cansa en una verdad integral, absoluta, inconmovible, mien– tras las ·otras descansan en verdades deficientes y adultera– das, o en un cúmulo de errores puestos mil veces en eviden– cia. Por otra parte, los católicos creemos en la palabra de Dios manifestada por la Reveladón, confirmada por las pro– fecías y los milagros y enseñada por el magisterio infalible de la Iglesia, mientras los otros se apoyan en las afirmaciones de hombres viciosos como Mahoma, paganos y casi legenda– rios como Buda, o tienen que arrancar páginas enteras de la Sagrada Escritura para ocultar la inconsecuencia de su credo, como los Protestantes. En fin, no le digo más, porque este punto entra de lleno en el estudio de las Religiones y allí lo hemos de tratar; pero creo que esto le ha de bastar para dar– se cuenta de la diferencia radical, que existe entre la fe dé un católico y la de los otrós. Y cuente que nada he dicho ex– profeso de la fe como don de Dios y gracia infusa, sin la cual ni es posible agradar a Dios, ni salvarse. Y paso a su segunda objeción.-«c•Cómo es que no hay ningún sabio, que haya sido Santo y ningún Santo que