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CARTA SEXTA Una descarga en diferentes direcciones UY,Sr. mío y amigo: Recibí con la suya la que me mandaba de su colega de A... y aunque me advierte que no se hace solidario ni de sus dudas, ni de sus opiniones, voy a contestarle, haciendo una excepción, pues no quisiera entorpecer la marcha de nuestra correspondencia. (1} Empieza su amigo quejándose de que trato a los incré~ dulos de «tontos» y de que en vez de atraerlos los hiero con '(1) Muchas han sido las cartas que a lo largo de esta corresponden– cia, me han dirigido d.e varias partes, al parecer jóvenes estudiantes y empleados que se preocupan de estas cuestiones. Unos con pseudónimos, otros, plantando con valor sus firmas, me han expuesto sus,..dudas, sus negaciones, sus opiniones, pidiendo les ayudara a encontrar la verdad, a recuperar su fe.. Cartas algunas de las cuales me han estremecido profun– damente,. verdaderos gritos de náufragos; otras insultantes, por la ridícula vanidad del que se cree maestro y lanza como irrebatibles objeciones ma– nidas de literatura barata y folletinesca. No hay que decir que estas las he arrojado al cesto de papeles, repitiendo aquello Tu crítica majadera De las cartas que escribí Peda'iicio, poco me altera Más pesadumbre tuviera Si te gustáran a tí. En cuanto a las primeras, mi .conducta ha sido la siguiente: Ante Ja im– posibilidad de seguir correspondencia con todos ellos, les he contestado en carta particular, dándoles algunos consejos como primer remedio a su estado .de espíritu, y rogándoles siguieran leyendo estas .cartas a. medida que fueran apareciendo, donde en su lugar debido encontrarían la contesta-; ción a sus dudas y negaciones, que tenía. buen cuidado de anotar. Este hecho demuestra que no han si<lo inútiles estas cartas y que no solo se han leido sino que han hecho pensar. Y esto ·es para dar gracias a Dios.

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