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39 mos? ¿Sobre qué se basan la Física y la Química sino sobre la ignorancia en que todavía estamos acerca del origen y cons– titución de la materia? ¿Sobre qué edifican los sabios la An– tropología, la Etica, el Derecho y la Sociología sino sobre ta obscuridad del origen, de la causa y del fin de la existencia, que se ocultan al hombre como un misterio? Y ¿qué es a su vez el sabio sino un cazador de verdades, pero que incapaz de revisarlo y comprobarlo todo por sí mismo, hace .un acto de fe inmenso en los siglos que han pasado y en los sabios que Je han precedido; en la veracidad de sus escritos y en la exactitud de sus observaciones? Observe, mi amigo, al hom– bre en su vida de relación, es decir, el comercio, la amistad, la familia y dígame si la vida social sería posible sin creer en la lealtad de los que nos rodean. Tenemos fe en el comer– ciante que nos provee y en el médico que nos receta y en et abogado que nos defiende, y en los amigos que nos aconsejan, y en el maestro que nos enseña y en la mujer que nos ama y en ellos depositamos con confianza nuestra salud, nuestros intereses y nuestro honor. Si no hubiese en el hombre más que el acto de la razón, no habría más que individuos. La so– ciedad, como la ciencia, reposa sobre la fe que nos tenemos recíprocamente los hombres. Y ¿será necesario que el hom– bre haya de creer tanto y a tantos para poder vivir aquí aba– jo y no lo será que crea en algo, que está más arriba y que le habla de la conciencia y le levanta algo el velo de lo mucho que ignora? ¿Por qué la vida del espíritu había de ser una ex– cepción de esa ley inexorable del hombre, que le obliga a creer, ya que ni.ve ni puede verlo todo por sí mismo. Y digo Ley inexorable porque el creer o no creer es algo que cae fuera de la libertad del hombre. Desengáñese, mi amigo, el hombre es .creyente por naturaleza y por esQ habrá notado que donde quiera que haya un hombre, allí bro– ta ese «Desesperado deseo de creer» de que hablaba Huys– manns antes de su conversión. ¿Qué es, sino, esa multitud abigarrada de ídolos ante los cuales se prosternan las razas

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