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38 que a ambos extremos del espectro solar tenemos dos zonas, a a un lado la de los rayos ultravioletas, invisibles para los ojos, pero cuya existencia la acusan las placas fotográficas y al otro la de los rayos infrarojos, también invisibles, pero puestos de manifiesto por la pila termo-eljctrica? Y lo mismo tenemos en los sonidos. El oído tiene sus límites de percep– ción auditiva. Un sonido que pase de 48.000 vibraciones por segundo es tan imperceptible como otro que no llegue a 16 vibraciones en el mismo tiempo. Como ve hay zonas de luz y zonas de sonidos para los cuales somos ciegos y sordos. Ni en la retina, ni en el oído hay reflejos, no porque no existan vibraciones, sino porque las terminaciones nervio– sas no se adaptan a ellas. Lo cual quiere decir que el hom– bre, aun en su constitución fisiológica, es un ser muy limitado. Pues lo mismo sucede con la razón. Hay zonas de ver– dad para cuya percepción no está hecha. Por eso, decía Tyn– dall que el mundo de la verdad es una serie de gamas musi– cales. La razón puede cantar algunas notas, muy pocas, ter– minadas las cuales, queda sumergida en un silencio infinito. Y Pascal, siempre tan exacto en sus observaciones, escribe: «¿Qué es el hombre en la naturaleza? Un nada comparado con el infinito; un todo comparado con la nada. Alejado infi– nitamente de los dos extremos, es incapaz de comprender el principio y el fin de las cosas, ocultas para él tras un velo im– penetrable, que le impide ver el principio de donde viene y el fin a donde va.» Todo ésto le demostrará la necesidad que el hombre tie– ne de la fe, aun para su vida ordinaria y que tan errados an– dan los positivistas al no admitir más que lo que se ve y se toca, como los racionalistas al contentarse con. sola la razón. , Y que ésto sea así nos 1lo demuestra la misma experiencia. Tome la ciencia, tome al sabio. ¿Qué es la ciencia sino un ac– to de fe en unas cuantas hipóte&is y teorías, que a pesar de carecer de la consistencia inconmovible de la verdad, sirven no obtante de sostén a todo el edificio científico que posee-