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233 obra y el fin propio de la misma obra, los cuales no siempre se confunden, sino que de ordinario el uno sirve de medio para llegar al otro. Un ejemplo le aclarará estas ideas. Un arqui– tecto, por ejemplo, sobre todo si se presenta pot primera vez al público, al levantar un edificio, pretende demostrar a las gentes sus conocimientos arquitectónicos, sus aptitudes, la con– fianza que en él pueden depositar los clientes en lo sucesivo. Esto es lo que se llama el fin del autor (finis operantis). Pero al lado de este fin y como medio por el cual lo consigue, hay otro que imprime al edificio, según sea el objeto a que se destina: habitación, comercio, industria, espectáculos, etc. Es lo que se llama el fín de la obra, (finis operis). Esto mismo ha sucedido en Dios al realizar la gran obra de la creación 1 El ha tenido un fin general al crear el Univer-_ · so, al salir fuera de sí, mostrándose al exterior, ya que todo ser inteligente, y Dios lo es en grado absoluto, obra por al– guna razón y con algún fin. Pues bien, este fin del Creador o Autor (finis operantis) no ha sido, ni ha podido ser ot.ro que su gloria, la manifestación pública y externa de sus infi– nitas perfecciones, que por eso cantaba David: Cceli enarrant gloriam Dei, (1) y por cielos se entiende todo el conjunto de los astros, el Universo entero con todo su contenido humano del cual dice más en particular la Sagrada Escritura que lo creó «in laudem, et nomen et gloriam suam. (2) Pero al lado de este fin que podemos llamar subjetivo o intencional, tiene el universo en su conjunto y en sus partes otro fin propio hacia el cual camina a través de los cambios, y vicisitudes de la materia, que se mu.eve y evoluciona sin· descanso en todas direcciones. El·Cosmos es un hervidero de mundos unidos, en su origen, en sus movimientos y en su fi– nalidad, por leyes invisibles, pero estupendas, impresionan– tes. Cada uno de ellos es un inmenso laboratorio de fenóme• nos fisico-químicos, que los modifican y transforman lenta pe- (1) : Í..os cielos cantan la gloria de Dios. (2) Para alabanza, renombre y gloria suya,