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211 No quiero decir con esto, que todo sea falso y nada bue– no haya en esas y en todhs l.as religiones. Aunque no fuera sino esa finalidad que todas tienen de unir al hombre con la divinidad y reconocer mediante el culto su dependencia de Dios, sería más que suficiente para áfirmar tjue cualquier re– ligión vale más y es preferible al ateísmo. Pero aquí no trata– mos de la verdad parcial, sino de la total y absoluta. Esto solo nos bastaría ya, mi querido amigo, para abrir los. ojos y comprender que, si de las cuatro religiones que .se presentan en el mundo con pretensiones de verdaderas, hay tres que no pueden serlo en manera alguna, es necesario que la cuárta lo sea, so pena de quedarnos sin ninguna, lo cual no es posible. Sé que este argumePto por eliminación no conven– ce, pero es un relámpago .que ilumina. No crea, sin embargo, que es el único que poseo para demostrar su verdad. En mi próxima hemo~. de mirar de frente y con frialdad a la religión cristiana para analizarla y ver si .presenta las notas y carac- · teres de la verdadera religión. Por hoy me contento con que Vd. se dé cuenta de que no es en esas religiones donde hemos d';) encontrar a Dios y en Dios· la luz <le nuestra inteli– gencia y la tranquilidad del corazón. Estoy seguro que siguiéndome paso a ¡.,aso por estos ca– minos, ha de exclamar Vd. por fin con el vate florentino: Lo Daca ed ío per quel cammino ascoso Entrammo a ritornar nel chiara mondo/ E quindi uscimmo a riveder le stelle. (1) Contando con la gracia de Dios y la sinceridad de sus esfuerzos, se ló promete su affmo. amigo y s. s. Mi guía y yo salimos ppr áquel camino oculto a la superficie de la tierra..... y desde allf pudimos con templar de nuevo la estrellas. 15