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210 go de Medina con residuos de otras religiones,. sin más fin que el de atraer adeptos para formar, más que una religión, un ejército que llenara sus ansias de venganza y de conquista, ni por sus dogmas imperfectos y adulterados, ni por su moral <le un relajamiento asqueroso, ni por el mecanismo y superfi– dalidad de su culto, puede presentar condiciones de una reli– gión seria y aceptable. El fundador y la doctrina son en el mahometismo de un corte mucho más burdo y quedan a un nivel mucho. más inferior que Buda y el Budismo. Courbet, especialista en et estudio de las religiones, nos pinta a Maho– ma como un hombre indiscutiblemente listo y sagaz, pero sen– sual, ambicioso, ladrón, cruel y vengativÓ; un verdadero tipo de beduino astuto, de conductor atrevido con suerte. La po– ligamia, la esclavitud, la servidumbre vergonzosa de la mujer, .su cielo materialista, la guerra como medio de conquista reli" giosa, el fanatismo salvaje y cerrado de su fe, que prohibe toda discusión, todo razonamiento, todo análisis de sus creen– cias, hacen del mahometismo una religión anacrónica y fósil, estancada coma tas aguas de un charco. Hay una barrera in– franqueable entre ella y los demás pueblos y religiones. No tiene ni apologética que ta defienda, ni almas de grandes vir– tudes morales que sean fruto de ta santidad de sus doctrinas, ni fuerza de expansión propia de la veniad y del bien. Profe– cías que atestigüen su divinidad no conozco ninguna, y en -cuanto a los milagros, el mismo Mahoma confesó que no po– día hacerlos, aunque sus secuaces afirman con toda la inge– nuidad infantil de civilizaciones rudimentarias, que en cierta ocasión rompió la luna en dos pedazos y después de pasarlos por tas mangas de su túnica, los volvió a unir. . Vea, pues, mi amigo, cómo de las cuatro religiones que .se dicen verdaderas, divinas y reveladas, hay tres que distan mucho de serlo y no pueden en modo alguno satisfacer la aspi– ración religiosa de la humanidad. Ni Vd., ni yo, ni nadie, se decidiría a abandonar su religión para hacerse judío, budista -0 mahometano, porque en vez de una ascensión ennoblecedo– ra tendríamos la sensación de una caída.