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171 en la tradición constante, CeFrada, inconmovible del' pueblo judío y del pueblo cristiano; en el magisterio infalible de.la Iglesia Católica. Dio,s habló al hombre durante siglos, unas veces directamente; otras mediante los Patriarcas y Profetas; por último le habló por Jesucristo, el Dios hecho hombre. Y para que sus palabras no se obscureciesen, ni deformasen al contacto del tiempo y de los hombres, instituyó a la Iglesia Católica como único depositaria de las verdades reveladas. Y no basta decir, como Vd. dice, que todas las religio• nes se creen en posesión de esas verdades. Es necesario que puedan demostrarlo, como nosotros lo demostramos, con esos dos argumentos irrebatibles de ta divinidad de nuestra Reli– gión, la profecía y el milagro, que de sólo Dios pueden ve– nir, porque sólo Dios conoce lo futuro y tiene en sus manos las leyes de la naturaleza y cuando Dios manifiesta su Sabi- , duría y su Poder en et seno de una Religión, es prueba evi– dente de que en ella está la' verdad, ya que Dios no puede poner los atributos de su Divinidad a servicio de la mentira. Y no lo dude, mi amigo, la Religión Católica, a despecho de· todos los ataques de Judíos, Protestantes, Cismáticos y Ra– cionalistas está en disposición de demostrar, donde y cuando quiera, la verdad de sus afirmaciones, con las profecías más luminosas y los milagros más estupendos, lo cual prueba has– ta la evidencia que ella sola es la que se encuentra en pose– sión de toda la Revelación. Como ve, la revelación es un hecho real, tan histórico como puede serlo cualquier otro hecho de la historia. Median– te ella Dios nos da, en las verdades religiosas y necesarias para la consecución de nuestro último fin, una seguridad que en vano buscaríamos en todas las filosofías de los hombres o en los esfuerzos de nuestra razón, que por perfectas que sean aquellas y por intensos que sean éstos, siempre tienen algo de inconsistente y de neblina, efecto de la imperfección de la · uente de donde dimanan. Necesario nos es por lo tanto acercarnos a la Iglesia ca-

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