BCCCAP00000000000000000000587

CARTA VEINTE Existencia del.Purgatorio UY señor mío y amigo: Veo que le ha impresionado profundamente mi última carta en la que, suprimien– __:~ do todo sentimentalismo y toda exageración imagi– nativa, me concreté a demostrarle la existencia del infierno, ese lugar y estado de las almas en que de modo tan trágico, resplandece la Justicia eterna de Dios, sobre los hombres que tuvieron la desgracia de salir de este mundo rebeldes y con– tumaces en el mal. Y tiene Vd. razón al aplicarles a esos in– felices el verso de Lord Byron: « Wrang wiht the wounds wich kill not, but ne'er heal.» porque efectivamente allí sufren heridas que no matan, pero tampoco cicatrizan. Me felicito, pues, de que mi carta haya sido para Vd. un descubrimiento por las razones que abogan en favor de una verdad que Vd. creía elaborada por la Iglesia para espantar a espíritus débiles. Así irá dándose cuenta de que la fe no anda reñida con la razón y de que somos algo más «racionalistas» de lo que Vdes. nos suponen. "La cuestión del infierno, -me dice,-ha traído a mi me– moria el recuerdo del Purgatorio, del que he leído y oído decir que es otra de las invencior:es clericales, un artículo de comer– cio, que explota admirablemente la Iglesia, sorprendiendó la credulidad y el sentimentalismo de las gentes sencillas, para sacarles bonitamente el dinero a cambio de oraciones, sufra– gios y misas. ¡Parece-prosige Vd. con frase volteriana– que las almas del Purgatorio son bastante productivas! ... » ¡Qué triste es, mi buen amigo, repetir siempre las mismas (!) Heridos con heridas que no matan pero que tampoco cicatrízan,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz