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147 Hay una antiquísima canción bretona que dice refirién- dose al infierno: Las puertas están cerradas Dios echó los cerrojos, Y no las volverán a abrir Porque las llaves se han perdido. Es que todos se han dado cuenta de que el infierno deja– ría de serlo, si hubiera por cualquier motivo una esperanza de término, Sí, mi amigo, el infierno es eterno, porque el principio y fin de las cosas son eternos por su naturaleza. El principio no puede tener otro principio, y el fin no puede tener otro fin, pues de lo contrario, no serían ni principio, rti fin. La vida del hombre se desenvuelve entre esas dos eternidades, y como la eternidad, por su misma naturaleza excluye la noción de tiempo, no tiene pasado, ni futuro, sino que es algoindivisi– ble, resulta que al abrirse las puertas de la eternidad para el hombre, lo que es, es y nada más. Este pensamiento es el que cristaliza Dante en su terceto cuando hace. hablar al infierno: Dinanzi a me non far cose create , Se· non eterne, ed io eterno durO. Lasciate ogni speranza voi chi entrate! (1) Dicen que no.hay proporcion entre el pecado, que seco– mete en un momento y la eternidad del castigo. Pero ¿quién les ha dicho que la medida del castigo se toma de la duración . del delito? ¡Si no es el tiempo lo que se castiga, sino la ofen– sa, la rebeldía, la contumacia! Y como el pecado es una ofen– sa infinita, porque recae sobre Dios, que es infinito, de aquí que la justicia exija que el castigo tenga carácter de infinito y esto se consigue, haciendolo ~temo. Pero ¿no podrían los condenados arrepentirse en el in- (1) Ante mí no hay criaturas; sino cosas eternas, yo ,soy eterno. Perded toda esperanza los qué aquí entráis. 11
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