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.137 -su Sabiduría y et hombre como parte i0tegrantJ y sobre t~do, inteligente de esa creación, tiene como fin, re4onocer y ma– nifestar en su ser y en ta conducta de su vidf, Ja gloria de Aquel que le c.reó. ! Añada a esto que Dios por el hecho de serCausa, y ori– gen del hombre, tiene sobre él derecho de propiedad perpetuo inalienable,, de modo que el hombre es de Dios y para Dios y como al d.ecir de los Juristas «res clamatdomtno sao» (1) se deduce que.hay .en nosotros algo que nos sujeta a Dios y que nos dice que t.ódo cuanto hagamos por independizarnos de El, es un atropello que cometemos contra ese derecho. Et es el océano de donde han salido todos tos ríos, y todos tos ríos tienden a volver al mar de. don<le salieron; como los efectos refluyen a sus causas y e'n ellas, encuentran ta razón de su existencia. Además, Dios es el Bien infinito y por to mismo es el amor sin límites, ya que el bien tiende a comunicarse y la co– tnunicación. del bien constituye la ,esencia del amor. De aquí se sigue que, al Crear Dios al hombre y ál mantenerlo en la existencia, no ha pretendido otra cosa, que. comunicarle algo de su bondad,. de sus .perfecciones, de su felicidad, cosas to– das que el hombre debe reflejar en su vida y que constituyen tembién el fin de su existencia. Todo esto significa, mi querido amigo, que el fin y la razón de ser delhombre np es otra que dar glori11 a Dios, conociéndole, puesto que tiene inteligencia, amándole, pti_estoque tiene razón y obedeciéndole, ya que está dotado de libertad: Esto es lo que.se llarna el fin próximo del hom– bre, el fin que debe realizar en esta vida y que se perfeccio– nará en la otra. Me dirá Vd. que es mucha filosofía ésta, que todo este razonamiento le resulta vago, obscuro, sin suficiente valor demostrativo. Y ¿que quiere Vd. que yo te haga? Las cosas son así y yo· no tengo la culpa de que Vdes. no se hayan (1) Las eosas tienden a su cíuefio.