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CARTA DECIMASÉPTIMA Qué es la libertad UY señor mío y amigo: ¡Que le hable de la libertad! ¡Que a ver qué pienso yo de ella! ¡Que le han dicho f;Ji,l que nosotros los hombres de Iglesia somos sus ma– yores enemigos y quisiéramos retrogradar la sociedad a los tiempos de la Inquisición; que tenemos esclavizado et pensa– miento y encadenada la conciencia de las gentes sin permitir que entren a gozar de la conquista de las libertades mo– dernas .. ! Créame, mi amigo, que esos entusiasmos, esos gritos y pujos de libertad me irritan y rr:e asquean como una mentira, como una hipocresía, como un sarcasmo. Porque ¿qué entien– den ellos por libertad? ¿De qué libertad nos hablan? ¿No sa– ben que esas tres palabras «Libertad, Igualdad, Fraterni– dad» de las que tanto se usa y abusa, sólo fueron, verdad al salir de los labios de Jesucristo y que los hombres no hemos hecho más que falsificarlas, constituyendo hoy las tres más grandes mentiras de nuestras sociedades egoistas y materia– lízadas? ¿No saben que por confesión misma de Victor Hugo, cuyo testimonio les debiera avergonzar: «El árbol más her– moso de la libertad fué plantado hace 19 siglos por Dios mismo sobre el Gólgota, la Cruz, ,m la cual se ofreció Jesucristo por la libertad, la igualdad y la fraternidad del género humano? ¡ La libertad. .! ¡Si apenas existe entre los hombres.. ! ¡Si hoy se vive y se obra por prejuicios, por instintos, por pasiones! He visto la libertad y está la pobre llorando. Los pies cargados de grilles y con esposas las manos. Voy pues a decirle lo que hay y lo que pienso sobre te-

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