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.11s gumentamos, encaminamos nuestros razonamientos' •a una conclusión prefijada, con el fin de justificar nuestras creen~ cias, es decir, qu:e razonamos con la mente, como Vd. dice, .:enmarañada de prejuicios», mientras los 110 católicos, lo ha– cen con más libertad».-'--c-Mire :Vd., miamigo. En cuanto a re– ligión, estamos ya bastante adelantadítos .. Llevamos 20slglos ' de lucha, de'Controversia con toda clase de enepligos, lo cual, aparte de otros motivos, nos garantiza la posesión .de la ver– dad y no esperamos a ningún Cristóbal Coló,n que nos la des– cubra. Por eso nuestra sifuación es la misma que la del Pro- . fesor que demuestra la exactitud de un teorema a sus discí– pulos. El la conoce de antemano y a nadie se .le ocurre el de– cir que entra en clase con la cabeza enmarañada de prejui– cios. Ser{a una ridiculez, a fa altura en que nos encontramos, pretender establecer el procedimiento de Descartes, querien– do rehacer nosotros mismos, basándonos en la negación ab– soluta, todo el edificio filosófico, científico y teológico de 60 siglos. Por,este camino no se llega, sino a donde llegó Nie– tzche, que Vd. me cita, el cual, por no saber a· donde iba con todo su violento desgaste cerebral de iconoclasta, terminó en un sanatorio. Nada más a propósito a este respecto que las palabras que es.cribe Ganivet en una de sus «Cartas Finlandesas:» «Lo que yo pienso es que nosotros, y con nosotros muchos · otros, no hemos querido caminar por lo llano, sino por lastro– chas, ni pasar el río por la puente, sino tirándonos a él de ca– beza, y que cuando llegamos al fin de la jornada con la ropa hecha .una lástima y calados hasta los huesos, nos encontra– mos que otros han llegado al mismo punto, caminando muy a sus anchas por el camino real.» Y Con estas cosas que digo Y otras muchas que reservo, A mis soledades voy, De mis soledades vengo. 9