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X ,so y sin nadie que supiera contestarles. Que por eso dijo uno de los últimos Pontífices que la Iglesia más teme a la ignoran– ,cia de sus hijos, que a la ciencia de sus enemigos. Es nece– sario que se sepa que sus objeciones tienen respuesta y que sus afirmaciones encierran casi siempre un sofisma. Lo que tanto ha socavado la fe y arruinado las almas es, el haber per– ;mitido lanzar al público en nombre de la ciencia, del progre– so, de la civilización y de la libertad, toda una nube de menti– ras, de calumnias y de ignorancias, que han impresionado las ,.conciencias, porque no vieron a su lado quien desenmascarara el error que contenían. Pensar lo contrario es cerrar los ojos a fa realidad. Y de esto que te digo surge otra cosa bien amarga para nosotros y que, los que hemos vivido lejos de nuestra patria, en tierras de misión, la hemos visto con nuestros ojos y pal– pados con nuestras manos. Es incuestionable que españoles e italianos son los dos pueblos que más fama llevan de cris– tianos, católicos y creyentes. Italia, centro del catolicismo, .por tener en su capital al sumo Pontífice, representante- de Jesucristo en la tierra; España, la católica, por su fe incon– movible y su adhesión inquebrantable al Soberano Pontífice, la cual tiene en su haber ocho siglos de luchas épicas, des– ,de Covadonga a Granada, contra los enemigos de la Religión y la Patria. Pues bien, te he de decir que he pasado los mejores años de mi vida en tierras lejanas, donde existe una fuerte ,corriente inmigratoria de italianos y españoles, las dos gran– .des colonias que casi ahogan con su número a los hijos del ,país y durante esos años he presenci~do un fenómeno tan cu– -rioso como amargo. Es el olvido, el desprecio y la deserción de la fe y las prácticas religiosas, de la mayoría de los inmi– :grantes europeos y eso al muy poco tiempo de pisar aquellas playas. Gentes que, aquí en sus pueblos, creían a pie junti– ltas y practicaban la religión y recibían con frecuencia los Sa– .cramentos, a los tres meses de estar en aquellas tierras, ape-