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90 tíficos. Si algún mérito tiene Darwin es el haber dado una explicación del «modo» como se pudo verificar a través de los siglos la transformación de unas especies en otras, me– diante la «selección natural» es decir, mediante la influen– cia que el ambiente ejercía en sus organismos y la adaptación de estos al medio en que vivían. Y aun esto se lo niegan al– gunos atribuyéndolo a Wallace. Lo cierto es que su libro so– bre «El origen de las especies» hizo gran ruido y agrupó muchos adeptos a su alrededor. La teoría de la evolución no fué atea en su principio, pues Darwin ni rechazaba la inter– vención del Creador en la aparición de los seres vivientes, ni aplicaba su teoría al origen de la vida y del hombre. Fueron sus secuaces materialistas los que le arrastraron a aplicarla al hombre haciéndola atea. Huxley y sobre todo Haeckel con su famoso «monismo», que abraza en su evolucionismo, tan rabioso como inacepta– ble, todo el Universo, son lo~ que han dado a la teoría evolu– cionista un aspecto antireligioso convirtiéndolo en arma con– tra la Iglesia. De aquí se origina en parte el descrédito en que ha caído. Haeckel arranca de una afirmación gratuita, contraria a los datos de la ciencia y a los razonamientos filo– sóficos; la eternidad de la materia. Las acciones fisico-quími– cas de la materia producen el primer organismo viviente o«mo– nera'». Esta se bifurca en dos direcciones y aparecen los vege– tales por un lado y los animales por otro. Rudimentarios am– bos en un principio vaQ evolucionando al correr de los siglos y, adaptándose al medio ambiente, aparecen las diferentes es– pecies. Haeckel ha trazado el árbol genealógico del hombre, contando 22 ramificaciones desde la .:manera». Hasta la 17 el hombre sube por el mismo tronco hasta los marsupiales y allí es donde arranca la rama de parientes hermanos que po– demos llamar colaterales, prosimios, catarrinianos, antropoi– des, pithecoides y en la rama 22, el hombre. Este ligero bosquejo de la teoría evolucionista creo le bastará para comprender cuanto voy a decirle.