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85 qué no ha de llover cuando se necesita, para que las fam)lias de los pobres labradores no caigan en la miseria y ha de ven.ir una pedregada que deshace la cosecha, cuando estaba más en sazón; que por qué en un naufragio, en un descarrilamien– to, al lado de uri ladrón, de un vicioso, han de morir unas cria– turas inocentes, etc., etc... , Pues, mi querido amigo, a todo esto no hay sino responder que las cosas pasan así, porque así son las causas segundas y las leyes naturales, que rigen el mundo. Lo verdaderamente curioso es que Vdes. que a veces gritan y vociferan, afirmando que el milagro es im'¡:,osible, quisiéranto a montones, con tal de encontrar algo de qué acu– sar a Dios, cuando los que nos quejamos, no .hacemos en la mayor parte de los casos sino sufrir las consecuencias de nuestros descuidos y falta de previsión. '",Si muchos pobres que se quejan de su miseria, hubieran sid~ 'más trabajadores y ahorradores; si se hubieran apartado a tiempo de quien los exp)otaba; si hubieran sido listos para dedicarse a otros ttabajos más seguros; si aquella madre, pa– dre o hijo hubieran cuidado mejor de su salud y hubieran he– cho caso a los que les aconsejaban; tal vez vivirían hoy toda– vía; si a Guy de Maupassant, lo hubieran vigilado mejorcuan– do notaron que empezaba a perder la razón, no se hubiera suicidado y así de muchos casos en que las causas segundas producen fatalmente su efecto, por nuestros descuidos. Pero, aparte de todo esto ¿no ve Vd. que si en el Uni• verso se fuera a hacer lo que cada uno queremos, no habría orden posible, ni ley que se cumpliese con regularidad y a gusto de todos? ¿No ve que nadie se moriría, ni nadie traba– jaría en los oficios humildes, ni el frío sería opuesto al calor, y el mundo sería un manicomio y cada hombre un Dios, que usaría en beneficio propio de todas las leyes del universo, aunque perjudicase a todos los demás? ¿No comprende que el orden y el fin de ese. universo exigen qu~ esas leyes se cum– plan, aunque algunas veces, arranquen, al cumplirse, gritos de dolor del corazón herido de los hombres, y qut siendo co-