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PRIMERA REGLA LA MÁS NECESARIA DE TODAS PARA EL ESTUDIO Y CONSERVACIÓN DEL EUZKERA Carísimo lector euzkofafa: Ama á Dios. Si amas á Dios, amarás su Religión sacrnsanta, y contem– plarás con gran pena de tu alma que, como dice el sabio y virtuoso señor Arcipreste de Tolosa, don Patricio M. de Orkaiztegi, «según el bascuence pierde un metro lineal, la fe pierde en Euzkadi diez metros cuadrados». Ama á tu prójimo. Nadie tan próximo para ti como tu padre y tu ma– dre, tus hermanos y parientes, tus paisanos y tu Patria. Si amas, pues, al prójimo, si en tu corazón despiertas y alimentas este amor, amarás, sin ' duda alguna, la milenaria lengua euzkera de tus antepasados, y la estudia- rás y la cultivarás y la hablarás y la escribirás. Pero si no la cultivas, ni la usas, ni la sabes, siquiera, ¿dónde está tu amor á Euzkadi? ¿O es que la' desprecias? ¿O es que te avergüenzas del apellido que llevas y de la san– gre que circula por tus venas?¿O es que te dedignas de poseer el idioma de los Loyolas y Jabieres? ¿O es que nada te importa cuanto te rodea? Creo que no. Pues, escúchame: no soy yo quien te lo digo, sino el eminente vascófilo señor don Arturo Campión, quien en su incomparable Gramática escribe lo siguiente: «Es un hecho que allí donde desaparece la lengua euskara, por lo general, las costumbres se vuelven ásperas, desabridas, violentas; las pasiones se desordenan, los instintos se desatan, los hábitos se pervierten. Donde imperaba un lenguaje morigerado y respetuoso, se