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98 LOS MEDIOS la orac1on. Mientras no interviniera una moción especial del Espíritu Santo, se debían adoptar las normas prácticas y los consejos directivos de los maestros espirituales, con lo cual se evitaban la– mentables ilusiones y tropiezos peligrosos 1 ". Una de las razones por que se prefería que fue– ran los jesuitas quienes predicaran los ejercicios durante el noviciado, era precisamente para que las novicias aprendieran la técnica ignaciana de meditar: « Porque importa mucho que se apren– da bien el método de orar mental y vocalmente conforme a nuestra vida, para observarlo siempre después y enseñarlo a los otros ,,rn_ Y la Superio– ra debía info11marse « del agrado con que las reli– giosas se dedican a las cosas espirituales, cuánto tiempo emplean en la oración mental, si encuen– tran más gusto y facilidad en la vocal o en la men– tal; a cual de las dos se entregan más y cual es la forma y el método de que se sirven ». Asimis– mo les pedirá cuenta del fruto que sacan de las confesiones y de las comuniones y máxime del examen particular, y también del deseo que las anima para adelantar en la via de la perfección 17 • Antes de pasar a ser normas constitucionales, estos principios metodológicos habían siclo regla 1 " Cf. hzstruction tant pour la S11périe1trc que pour les Re/igieuses ü tenfr le chemin de perfection en conférence spirituelle, en Recueil, p. 93. 1 ¡; Cf. Regles de la maítresse de novices III/22, en Rc– cueil, p. 68. Acerca de la oración metódica enseñada por san Ignacio y los jesuitas véanse las acertadas obsen•a– ciones de Joseph DE GurnERT, La spirit1talité de la Compa– gnie de Jésus, p. 156-160. 17 Cf. Instruction citada en la nota 15.

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