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L\ OR,\CIO:s 97 bían cultivar la vida de orac1011. Con todo, las reglas y constituciones exigen taxativamente po– co, si bien contienen una exhortación general, que puede desplegarse en múltiples aplicaciones: " Ocúpense todas diligentemente en la oración mental y vocal, según el consejo y dirección de su padre espiritual, en las horas señaladas, es a saber una hora entera por la mañana y media hora por la tarde » "'. Aquí, como es evidente, no se propone un programa detallado, sino tan solo un minimum indispensable. Por lo demás la vida de oración no se circunscribía a la meditación, sino que abrazaba todos los ejercicios de piedad que ya conocemos e incluso investía también las actividades apostólicas de que se habla en otro lugar 1 · 1 • b) Oración metódica La Santa Madre no dejaba al arbitrio y liber– tad ele cada una el método y orientaciones que convenía seguir en la oración mental sobre todo. Conocedora de la innata debilitad de la naturaleza humana y de su tendencia naturnl a evitar las di– ficultades, exigía que las novicias aprendieran las normas metodológicas, que debían servirles de norma en las etapas sucesivas de su itinerario es– piritual. Además deseaba que la Superiora pidiera cuenta a sus súbditas de las dificultades y progre– sos, y consiguientemente del método empleado en "' Constitutions qui concernent l'instruction sipirituelle IV/5, en Recueil, P. 52. "' Véase más abajo, p. 181 sigs.
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