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L\ OR\CIO;<; 95 « ¡ Ah, mis queridas hijas!, entregaos de lleno a la perfección; sin género de duda la hallareis en la oración mental, que es una conversación, comunicación y unión del alma con Dios. Es un beso de -paz entre El y nuestras almas, sus esposas. Hijas mías, me es imposible enumeraros y daros a conocer las ventajas que este santo ejercicio nos re– porta. Los santos no se cansan de alabarlo y recomendarlo, como el medio más unh 0 er– sal, más eficaz y más seguro que tenemos para adelantar en toda suerte de virtudes. Yo se por experiencia que es en la ora– ción, en donde nuestro corazón se hace ge– neroso para menospreciar todo cuanto el mundo admira, oponerse a las acometidas de los enemigos, despojarse de todos los afectos terrenos y hacernos espirituales y santas. ¡ Ah, mis queridas hijas, a quienes amo cuanto a mi misma! Os recomiendo sobre todas las cosas este santo ejercicio de la oración. Es la medicina contra todos los ma– les. Es el espejo en que nuestro Dios es co– nocido y en el que nos conocemos a nosotras mismas con todas nuestras miserias. Hijas mias, la oración es la llave que abre sin re– sistencia alguna las puertas del cielo. La ora– ción es omnipotente, por manera que puede alcanzar de Dios todo cuanto necesitarnos pa– ra salvarnos » 11 • El P. Francisco de Tolosa conoció este docu– mento. No lo trascribe sino que lo comenta, ampliando e interpretando su contenido. Dada la 11 DE SAINTE MARIE, Abrégé de la vie. p. 377-378.
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