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LOS MEDIOS El ideal nobilfsimo y santo y los medios per– fectísimos y aun divinos, no bastan por sí solos para formar la ecuación perfecta de la santidad religiosa. La ecuación se resuelve de una manera definitiva, cuando el ideal se encarna vitalmente asimilando la perfección de los modelos. Vamos, pues, a plantear el problema de los medios nece– sarios, útiles y convenientes, para unir los dos extremos en una rr:alidad viva y concreta. Por razón de brevedad, los reducimos a dos principales, los cuales a su vez incluyen otros su– bordinados y no excluyen, antes bien suponen otros varios, cuya eficacia y validez no pretende– mos valorar aquí. Prescindimos de ellos por la razón apuntada, y nos limitamos a bosquejar so– lamente dos. Les dedicamos una atención parti– cular porque están bien documentados y reflejan puntos de capital importancia en el magisterio de la Madre Fundadora. son: 1 º La observancia regular; 2° La oración.

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