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76 IDEAL Y :l\10DELOS c1on ele Nuestra Señora » y la « Imitación ele Nuestro Señor Jesucristo» 1 • De manera que ya en el pórtico ele la vida reli– giosa y como preludio gozoso del nuevo estado se le proponen claramente los modelos, que ha ele imitar, y se le hacen ver dos propiedades ca– racterísticas ele su nueva espiritualidad, que nece– sariamente ha ele ser cristocéntrica y mariana, si quiere lograr el fin ele la vocación a que Dios la ha llamado. La Fundadora estaba persuadida que sus hijas, mirándose constantemente en estos di– vinos dechados, no r.ecesitaban proponerse en sus acciones otros ejemplares. Se lee a este propó– sito un episodio aleccionador y con sabor de flo– recilla. Cierta religiosa, entusiasmada y subyuga– da por los continuos ejemplos ele virtud que con– templaba en la Santa Madre, en un arranque de espontánea y filial admiración le elijo que deseaba tomarla como modelo de todas sus acciones. Y la Madre, complacida. sir. eluda, pero sonriente y amablemente irónicét, le contestó: « Ah, no lo hagas, hija mía, porque copia– rías un modelo muy feo! Toma más bien por modelos únicos ele tus acciones a Jesús, Hijo de Dios, y a María Virgen, su santísima Madre. Estos sí que son los modelos acaba– dos, que juntamente con la observancia de las reglas y constituciones, pueden hacer una perfecta religiosa de nuestra Compañía,,'. 1 Cf. Formule de la réception des Religieuses II/13, IV/14, en Recueil, p. 99, 102. C Cf. FRANCISCO JULIA !JE TOLOSA. Vita della Vencrabile, parte II, cap. 1, p. 167rv. El episodio paralelo de las Flo– recillas de S. Francisco es conocido. Fray Juan el Simple

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