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LA 2\L\ YOR GLORIA DE DTOS 73 Superiora en el gobierno de la comunidad en ge– neral y de cada religiosa en particular ha de ser promover el verdad?ro bien de todas « que con– siste en conseguir el fin y la perfección del Insti– tuto, según sus medios propios y sus reglas, a mayor gloria de Dios y de su Santísima Madre, proponiéndose la perfecta imitación de ésta » ". Con diversas pahbras que en el esbozo presen– tado al cardenal pero con el mínimo calor y efica– cia propone este ideal en un artículo de las cons– tituciones espirituales, que es como el retrato de la perfecta religiosa y el resumen sustancioso de las reglas. Sirviéndole de guía la doctrina de san Pablo, la santa Madre describe con trazos vigo– rosos la antítesis entre los mundanos y las almas consagradas para concluir afirmando que de nada deben gloriarse sus hijas sino de glorificar a Dios y a la Virgen Santísima, fin último de su vida cru– cificada. « Nuestra forma y manera de vida exige que seamos crucificadas al mundo y que el mundo esté crucificado para nosotras. Exige también que s~amos como nuevas criaturas, que se han despojado de sus aficiones para revestirse de Jesucristo; muertas a nosotras mismas y vivas solo para la santidad, de suerte que nos demostremos verdaderas sier– vas de Dios, ::orno dice san Pablo 7 , en tra– bajos, vigilias, ayunos, castidad, ciencia, lon– gonimidad, d1tlzura y gozo en el Espíritu Santo; con candad no fingida, con palabras verdaderas, que conducen a la patria celes- " Cf. Regles de la Premiere I/3, en Recucil, p. 60. 7 Cf. 2 Cor. 6, 5 sigs.
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