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LA J\L\YOR GLORL\ DE DIOS 71 el monte santo de la perfección. Todo el laborío ascético se propone este ideal y culmina en esta meta. Esa y no otra fue la volundad de la Funda– dora. Así se vislumbra ya en las líneas maestras del Instituto presentadas al cardenal de Sourdis en las que con clarividencia y seguiridad traza el ideal común a todas y cada una de las religiosas en sus respectivos grados <le madres, hermanas y coadjutoras. Formar-, es verdad, tres categorías diferentes; pero todas indistintamente deben ten– der con idéntico fervor y celo a conseguir la per– fección de su estado. Esta será para cada cual el logro perfecto de sus deseos en la medida que busquen a Dios en todas las cosas, enderecen to– das sus actividades a la mayor gloria de su divina Majestad, y cultiven con esmero y perseverancia las virtudes fundamentales ele la caridad, obedien– cia, humildad y abnegación. El único fin que de– ben perseguir no ha de ser otro que el que se propuso Jesucristo, que se encarnó en el seno de María para redimir las almas, librarlas del pecado y preservarlas del infierno; por tanto, a su imita– ción, deben poner todo su empeño en abrazarse con la cruz de las humillaciones". 3 « Et toutes, tant les unes que les autres, avec pareil zele et ferveur, s'ocuperont selon leurs Institut a s'avancer ü la perfection de leur estat, si elles cherchent et procu– rent de trouver Dieu en toutcs choses, dressant toutes leurs actions it la plus grande gloire de la Divine Maiesté, s'estudiant princípalement ü la vcrtu ele l'obeissance, cha– rité, humilité, se soubmestant entierement a la volonté et iugemcnt ele la Mere Superieure, ne desirant ou cher– chant autre chose en ce monde que se que notre Seigneur y est venu chercher luy mesme, c'est a sc;avoir de retirer

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