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64 Pl!OPEDEVTIC\ ESPIRITUAL Aun admitiendo su parte de exagerac1on y de apologética en estas afirmaciones entusiastas, no se puede dudar que los monasterios de la Com– pañía de María, cenáculos de espiritualidad y de apostolado, fueron en gran parte deudores de su vitalidad a este excelente medio de perfección ascética y religiosa. Por lo que se refiere a su parte externa y a la disciplina conventual durante los ejercicios co– nocemos pocas noticias. La comunidad se dividía en dos grupos con el fin de no suspender del todo sus actividades exteriores; y practicaban los ejer– cicios sucesivamente, con el primero la Superiora y con el segundo la Vicaria. Se prolongaban por espacio de ocho días completos bajo la dirección de un Padre Jesuita. Cada día se dedicaban dos horas a la meditación por la mañana y una por la tarde. Durante este período se hacían tres co– muniones extraordinarias y algunas penitencias en común. Las ejercitantes no se ocupaban de las oficinas para vacar exclusivamente a Dios, Naturalmente, se suspendían todas las visitas'". e) Las lecturas piadosas e instructivas Otro índice revelador de la cultura espiritual, lo encontramos en las lecturas que se aconsejan a las religiosas. Después de catalogar los ejerci– cios diarios ele piedad, tanto la Formula como el "" Cf. Coutwnier ele l'Ordre, p. 7-8. Los ejercicios de la segunda probación duraban quince días. Cf. Regles de la maitresse III/21-22, en ReClleil, p. 68.

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