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60 PROPEDEUTICA ESPIRITUAL de las primeras alumnas fue fundamental y de– cisiva. Y cuando éste hubo de ausentarse de Bur– deos, el provincial de Aquitania, accediendo a los ruegos de la Fundadora, dispuso que ocupara otro jesuita su puesto. El testimonio del biógrafo es explícito: « Buscó (Juana de Lestonnac) maestros d(; la vida interior; y aunque ya disponía de una Regla, que señalaba los deberes de las Religiosas, pensó con muy buen acuerdo que se necesitaban también intérpretes que des– entrañaran su sentido. Y no le fue difícil resolver este problema. Siempre había halla– do cumplida satisfacción en las normas di– rectivas de los Jesuitas; y puesto que su Instituto era tan semejante al ele ellos, y habían siclo además los promotores ele la empresa y a ellos se debía en gran parte el feliz éxito de la misma, se resolvió a poner en sus manos la obra comenzada y a pedirles las orientaciones y ayudas que necesitaba para gobernar la con1unidacl ,,:n_ Esta misma conducta quedó definitivamente sancionada en las reglas y constituciones. A este propósito es muy característico el número 25 de las Reglas ele la Superiora en la redacción ma– nuscrita conservada en el archivo ele Burdeos, y que no fue incluida en el texto definitivo de 1638. Según él la aceptación de nuevas fundacio– nes estaba condicionada por la posibilidad de la asistencia espiritual de los Padres de la Compa– ñía. De hecho establecía que la Superiora (local) 3 ° Cf. Histoire ele l'Orclre I, p. 95 y púgs. 296, 338.

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