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PRESUPUESTOS OIUE:-:T.\DORES 51 y juventud. Se les imponía, pues, un estudio se– rio y prolongado. Ni se empleaba tan solo el texto del catecismo, sino que que se ponían a su dispo– sición comentarios y obras fundamentales. Según la mente de la Fundadora el estudio de la doctrina cristiana ocupaba un puesto prepon– derante en la formación de las novicias y jóvenes profesas. Debía constituir una de las preocupa– ciones principales de las educadoras durante el período ele formación, exigiendo a sus subordina– das que aprendieran el catecismo de memoria y profundizaran las enseñanzas del mismo. Con ello, además de formarse ellas, ponían bases sólidas para su futuro apostolado. He aquí en qué térmi– nos se expresan las reglas ele la maestra del no– viciado: "La doctrina cristiana se debe diligentemente aprender ele memoria; y un día en la semana la recitarán a la maestra o a su ayudante y compañera, la cual, después de hábérsela oido, les leerá la explicación de Belarmino o del Padre Edmuncl,1" para facilitarles la inteligencia de lo que han recitado. Porque si bien según san Pablo y la práctica de la Iglesia no nos está permitido dedicarnos por menor y de propósito a interpretar y explicar la doctrina, esto no quiere decir que no de– bamos, sirviéndonos de los libros y de la "" Cf. F. KLVG, S.J., Augcr (Eclmwzcl ou Emo11cl), en Die/. ele Spir. Ascét. A1yst. I (1937), col. 1100. San Roberto Be– larmino publicó sus dos obras clásicas catequísticas en italiano y después fueron traducidas en diversos idiomas: Dottri11a cristiana breve, Roma 1957; Dicl1iarazio11c piü copiosa ele/la clottri11a cristiwza, Roma 1598.
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