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32 PROFEDE\JTIC\ ESPIRIT\J.\L La maestra ele novicias debe persuadirse ele la enorme responsabilidad del oficio que se le ha confiado, pues ele la primera formación que reciben las jóvenes depende no solo su perso– nal adelantamiento en la via de la perfección, sino también el porvenir de todo el Instituto. Este con– vencimiento debe impulsarla a no descuidar su gradual y progresiva preparación profesional y a adquirir un conocimiento proporcionado de los problemas ele la vida religiosa y de la piedad cris– tiana. Le será muy útil el estudio de los autores espirituales más acreditados, que abrirán nuevos horizontes a su propia experiencia para mejor descubrir los errores y la ilusiones, los engaf10s y los tropiezos que suelen encontrarse en las vías del espíritu. Por eso le convendrá disponer de una selecta biblioteca ascética, de la que oportu– namente se servirán también las novicias bajo su vigilancia 11 • 11 Cf. Regles I/1-6: Rerneil, p. 66-67. El catúlogo de los libros, que no deben faltar en el noviciado, es el siguiente: Las Confesiones y Meditaciones de san Agustín; los opús– culos en francés de san Buenaventura, entre otros el Estímulo del divino amor; Gersón, de la Imitación de Jesucristo; el libro ele la imitación y virtudes ele Nues– tra Señora, del jesuita Arias; las obras del bienaventu– rado Francisco de Sales, obispo de Ginebra; las epístolas de santa Catalina de Siena; las vidas de los santos, del padre Ribadeneira; la vida del bienaventurado Padre san Ignacio; Serafín de Fermo; el Gersón (de la perfección religiosa), del padre Lucas Pinelli; las obras del padre Avila; Piatti, del bien del estado religioso, etc. Y el catú– Jogo se cierra con esta frase: « En una palabra, todos los libros mús espirituales compuestos por los Padres de la Compaftía de Jesús y otros buenos autores ».