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I SOLIDAS BASES EN EL PERIODO DE FORMACION Ante todo conviene destacar la seriedad con que se establecen las bases del edificio espiritual con miras a la doble finalidad de la Orden que consiste en la santificación individual y en la sal– vación del prójimo mediante la enseñanza de la juventud femenina. Esta sólida fundamentación cristiana y religiosa se desarrolla en tres fases sucesivas y complementarias. Tiene el prelu– dio en la selección de la vocaciones y en la orientación de las postulantes. Se sistematiza des– pués en la palestra del bienio del noviciado. Y, por último, se afianza y consolida en el período del juniorado. Así se distinguen las tres caras del único prisma de la esmerada formación espiritual que debe reflejarse en el ser y en el obrar de la Compañía de María y proyectarse en todas las actividades de las religiosas con una fisonomía propia.

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