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APOSTOL.\DO 195 zar y medrar en las virtudes sólidas y per• fectas y en el estudio ele las cosas espiritua– les, haciendo más caso de esto que de las elotes naturales y humanas, supuesto que de las virtudes ha ele salir la fuerza y efica– cia, que es menester para ayudar a las almas según nuestra vocación » • Se trata ele la vocación peI1filada por la Madre en su proyecto primitivo y sustancialmente con– serYacla en los documentos fundacionales: « Esta familia y congregación de Nuestra Sefi.ora será una Religión de mujeres y jóve– nes religiosas, que profesan una vida que no es ni del todo activa ni puramente con– templativa, sino más bien una resultante de una y otra, semejante a la ele la gloriosa Virgen María. Sin embargo, la oración, la meditación y devoción interior ocuparán siempre el primer lugar, y serán como el brazo derecho, que imprimirá movimiento y energía a las actividades externas, eleván– dolas de la tierra y haciéndolas, en cuanto posible, espirituales y celestiales » "'. Así lo exige la auténtica vida mixta. Y ese debe ser el eje que regula las acciones. La contem– plación que se desborda en acción. La acción re– dundancia connatural de la contemplación. Lo con– trario equiYalclría a falsear ideas y desenfocar el problema. A esta norma se ajustaron cuantas si– guieron los ideales de la Santa Madre. Citamos so- Regles qui concernent l'instruction spirituelle VII/15, en Recueil, p. 53. 0 ° Cf. . 4brégé ou Forme, lug. cit.; Institut des Religieu– ses, p. 47 sig.

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