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2\lARIANIS:\!O i71 compatibilidad con la m1s10n específica de la en– señanza de la juventud " 1 • b) Las Letanías lauretanas. Fueron otra de las plegarias cultivadas con esmero y con afecto. Co– mo es sabido, se llaman así porque solían can– tarse en la Basílica de Loreto. Su origen, en la forma definitiva, se remonta a mediados del siglo XVI; el 11 de julio de 1587 fueron indulgenciadas por vez primera por el papa Sixto V"". Se trataba, por tanto, de una devoción reciente y no muy co– nocida por los fieles. Las religiosas las rezaban diariamente y los sábados las cantaban con cier– ta solemnidad . La misma estructura y disposi– ción de las invocaciones se prestaba e invitaba a la melodía; y efectivamente la Fundadora quiso que se cantaran por lo menos una vez a la sema– na « para rendir el público honor que se debía a su poderosa Protectora y para atraer al mismo tiempo los fieles al amor de las cosas divinas no solamente con la enseñanza y con el ejemplo, sino también con la música y el canto" 04 • Los deseos de la Madre no quedaron defrauda– dos. Las Letanías lauretanas no solo constituyeron un alimento sustancioso para sus hijas, sino que 21 Cf. Breve n. 23, en Recueil, p. 31. "" La noticia se refiere a las Letanías lauretanas en la forma actual y no a otras mús o menos parecidas y pree– xistentes. Cf. Angel DE SANTI, S.J., Le Lita11ie Lauretane. Stuclio storico-critico, 2 ed., Roma 1897; Anón., Les Lita– mes de Notre-Dame ele Loreto, en A1112uaire Pontifical Ca– tlwlique 21 (1918), p. 580-591. "" Cf. Formula Instituti n. 25; Breve n. 23, en Recueil, p. 14 y 31; Orclre domestique, ibid., p. 72. " 1 Cf. Histoire ele l'Ordre I, p. 305.
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