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MARIANISMO 167 que facilitan el cumplimiento exacto de cada una de las reglas y constituciones, comienza con « el ejemplo de Nuestra Señora» rn_ Por último, la consigna dada por Juana de Lestonnac en su primera carta (Burdeos, 22 mar– zo 1615) a Isabel de Cruzy, que abre las puertas a la expansión geográfica de la Orden, encierra todo un programa mariano. Entre otras cosas le decía: « El asunto del cual me escribes toca muy ele cerca la gloria ele Dios y el honor de su santísima Madre. Ciertamente el modelo so– bre el cual deseais formaros a la santidad es muy digno de ser imitado; y vuestra pe– tición es muy justa para que yo pueda des– echarla. En efecto, es el dechado que Dios propone a todas las mujeres y en particular a esta Orden que ha querido se le dedicara como a la Madre de las vírgenes. La princi– pal ocupación de quienes la componen con– siste en imitar sus divinas virtudes, consi– derándola como la más perfecta de las puras criaturas» u. Después de cuanto se ha insinuado, a nadie llamará la atención que el matiz mariano sea una ele las notas dominantes de la formación espiri– tual de las religiosas. Incluso se ha de tener muy en cuenta ya en la selección de las vocaciones. Entre las postulantes se da la preferencia a las que sientan mayor inclinación « al servicio de Nuestra Señora» y por lo mismo se han de exa- w CL Regles et constitutions comnumes Vl/10, en Re– cueil, P. 59. '' Histoire ele l'Orclre I, p. 172.
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