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16 L\ ESPIRITUALIDAD entrambas dimensiones, o sea la faceta « admi– rable » y la « imitable » constituyen para sus hijos una sagrada heredad. Y la vitalidad y fecundidad de las Ordenes religiosas dependen del acierto y perfección con· que sus miembros lograrán asi– milarlas y revitalizarlas en su respectiva circuns– tancia histórica. Pero no se debe encasillar necesariamente es– ta espiritualidad en un marco herméticamente cerrado en el tiempo y en el espacio. Los elemen– tos constitutivos y diferenciales de la espirituali– dad y fisonomía de una Orden religiosa, suficiente y abundantemente formulados en virtud de la ex– periencia y doctrina del Fundador, se perfilan más y más, enriqueciéndose y aquilatándose, en algunas almas escogidas que han desarrollado su potencialidad contenida, bajo algunos aspectos, como en germen en la vida y en la legislación del Fundador. O lo que es lo mismo, la fisonomía integral y perfecta comprende también todas las virtualidades puestas de manifiesto en la llamada primitiva tradición espiritual del Instituto repre– sentada por los miembros más ilustres, sobre to– do si convivieron con el Fundador y compartie– ron con él las ansias ele los primeros días y los resultados positivos y negativos de la fundación. En nuestro caso particular, limitando la exposición al período histórico que se cierra con la muerte de la Santa Madre, hemos recogido pocos episo– dios ele sus primeras hijas, prescindiendo de la experiencia de otras eminentes religiosas, que pos– teriormente vivieron idéntica espiritualidad, dán– dole tal vez tonalidades nuevas o más pronuncia-