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CRISIOCENTRIS?\10 159 las y de los pensionados, e indirectamente a sus familias. Sirva de ejemplo el empeño singular que en todas partes se ponía en la preparación de las primeras comuniones de las alumnas, que a veces revestía inusitada pompa, celebrándose en la catedral a la que se dirigían procesional– mente las niñas desde el monasterio, acompaña– das por los sacerdotes. Esta ceremonia, siempre tan encantadora y emotiva, comunicaba una nota de fervor a toda la ciudad'". Muy acertadamente, según nuestro modo de ver, el autor de la Historia ha destacado entre las causas que explican el fervor eucarístico bos– quejado en este párrafo, en las íntimas relaciones de la Eucaristía con la Virgen santísima. Estable– cido el principio de que toda alma religiosa es eucarística y que todas las Ordenes religiosas han cultivado y cultivan esta devoción, sostiene que en la Compañía de María hay razones especiales que la justifican y promueven: « Porque además de descubrir en Jesús sacramentado la imagen de la perfección evangélica y el modelo de las más excelsas virtudes, las religiosas de la Orden ele Nues– tra Señora ven también realizada en El la armonía entre la soledad más silenciosa v el ejercicio de celo más ardiente, pues su divino Esposo al mismo tiempo que se ocul– ta como objeto de la fe, se entrega todo entero al bien del mundo encubierto en los velos eucarísticos "· 37 La ceremonia revestía particular solemnidad en el monasterio de Saint Flour. Cf. Histoire de l'Orclre II, p. 427.
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