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146 LAS COORDENAD.\S y humildad a nuestro Señor Jesucristo y a nuestra Señora » 4 • Lo cual está en perfecto acuerdo con la definición que se da de las religiosas, las cuales « son hijas despojadas de todas sus afecciones pa– ra revestirse de Jesuscristo ,, ". Y en la comunidad la superiora « representa a nuestra Señor Jesu– cristo y a nuestra Señora, dechados perfectos de toda excelencia, gobernando en su n0111bre »º. Uno de los puntos cardinales del magisterio espidtual de la santa Madre a las novicias y a las religiosas consistía en orientarlas constante– mente hacia la santísima humanidad del Salvador, exhortandolas « a colocar en su corazón unica– men te el amor de Jesucristo,, y a practicar con todo esmero « las virtudes penosas y humillantes que afligen el cuevpo y nos hacen llevar las glo– riosas señales de su humanidad ,,, cual sello dis– tintivo y librea gloriosa del adorado Maestro y Esposo de las almas 7 • Finalmente para alimentar y desarrollar esta piedad cristocéntrica, con insis– tencia se recomienda la lectura privada y pública del clásico libro de la Imitación, que no debía fal– tar nunca en las bibliotecas ·del monasterio y del noviciado. Al lado de la Fundadora varias religiosas se distinguieron por su acendrado amor a Jesucristo. Entre ellas la primogéntica y predilecta Serena Coqueau, que puso por fundamento y base de sus 1 Cf. Rllgles et co11stitutions commwzes I/13, en Re– cueil, p. 56. " Cf. Constitlltions qui concernent l'instruction spiri– tllelle XVII/48, en Reclleil, P. 56. " Regles de la Premiere I/7, en Recueil, p. 60. 7 Cf. Histoire ele l'Orclre I, p. 13; II, P. 301.

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