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t(l CRISTOCENTRTS'\10 l. - JESUCRISTO VÉRTICE DE ATRACCIÓN E IRRADIACIÓN 145 Aunque, como se acaba de insinuar, todo fiel cristiano debe aspirar a identificarse con Cristo modelo ele predestinados, nada pierde de su valor el hecho que las reglas y constituciones de la Or– den insistan reiteradamente y con diversas expre– siones sobre el particular. Del tono y acento con que lo hacen es fácil captar una cierta linea di– rectiva característica del esfuerzo perfectivo de las religiosas. A las postulantes se les aconseja que, antes de tomar una resolución definitiva, manifiesten sus propósitos a un confesor prudente que las orien– te y dirija « en los ejercicios de piedad y en las meditaciones de la vida ele nuestro Señor Jesucris– to », que será el tema preferido ya desde esta pri– mera fase de su futura consagración 1 • Por lo de– más todas las profesas deben cifrar su ideal « en Yivir unicamente para Jesucristo nuestro Señor", y su empeño sumo ha de ser « anhelar y desear ardientemente todo cuanto Jesucristo nuestro Se– ñor ha amado y abrazado; y procurar, en cuanto les sea posible, imitarlo y seguirlo en todas las cosas, ya que El es la verdadera vía que nos con– duce a la vida » ". Y la única ambición de las coadjutoras será la de « servir con santa sencillez ' Cf. Formule de réception des religieuses IV/7, en Re– cueil, P. 101. " Coi1stitutions qui concernent l'instruction spirituelle IIí8, en Recueil, p. 52. " Cf. ibid. VI/10, p. 52.