BCCCAP00000000000000000000582
LA "'IOinffICACION 137 embargo, era la dulzura personificada para con las demás, máxime con las enfermas, a las que nunca pensaba tratar con bastante delicadezaº'. En la misma escuela se educó y sobresalió la hija del presidente de Tolosa, la Madre Petra Ci– rón, quien jugó un papel importantísimo en la fun– dación del monasterio de aquella ciudad. « Llevava casi siempre puesto a la cintu– ra un cilicio ele hierro ele tres hileras. Ba– ñaba el suelo con su sangre, cuando se disci– plinaba. Hasta las horas de descanso eran para ella un tormento, pues se acostaba so– bre las duras tablas. Su abstinencia en nada cedía al rigor de sus austeridades. Comía po– co y por lo general mezclabla ajenjo con los alimentos. Por manera que encontraba al Amado de su alma entre los brazos de la cruz, como la esposa de los Cantares lo en– contraba entre las füores. Confió a una de sus íntimas que su mayor placer era sufrir algo por Jesucristo»"'. Juana de Lestonnac sabía muy bien que no es posible una auténtica vida cristiana sin una efecti– va participación ele los dolores ele Cristo. Tampoco ignoraba que, sin tomar cada día la cruz que la divina providencia prepara o permite, es pura y engañosa ilusión proclamarse seguidor del divino Maestro. Y obraba en consecuencia. Por eso justa– mente consideraba la cruz bajo cualesquiera ele sus formas como símbolo de la divina predi- o-i Histoire de /'Ordre II, p. 107; Paul C\LENDINL Le cou– vent des Filies de Notre-Dome de La Fleclze, p. 134. "' Histoire de l'Orclre I, p. 533.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz