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L\ :\ !ORTJFIC\C!O'.\ 133 al Dios ele las consolaciones; sino más bien por la pureza y fidelidad con que se busca y cumple la voluntad divina 1 ';. 3. - EN POS DEL « ESPOSO DE SANGRE "· Como es obvio, no valoraría objetiva y exhaus– tivamente al papel que juega en esta espirituali– dad la penitencia y mortificación externa e interna, quien se contentara con analizar los textos legis– lativos. Estos adquieren su auténtico valor efecti– vo cuando se colocan en el contexto biográfico y en el ambiente histórico. Las normas estatutarias eran un mínimum que se exigía a todas, habida cuenta ele las posibilidades generales; pero al mis– mo tiempo abrían nuevos horizontes a las almas esforzadas y generosas, a cuya categoría deben pertenecer todas las almas consagradas en el esta– do religioso. La Fundadora y sus colaboradoras nos ofrecen el ejemplo elocuente y aleccionador ele la fascina– dora atractiva que sobre ellas ejercía Jesús cruci– ficado y de la generosidad con que le siguieron por la via ele la cruz, « cumpliendo con gozo lo que resta pacecler a Cristo en pro ele su cuerpo místico, el cual es la Iglesia » 17 • Con frase enér– gica e incisiva la Santa Madre llamaba a Jesús i,; Cf. Flt\NCISCO JULIA DE TüLOSA. Vita della Venerabi/e, parte II, cap. 7, f. 213rv; Histoire de l'Ordre I, p. 370. 17 Col. 1, 24. 13 La frase es del P. Francisco de Tolosa en los luga– res citados en la nota siguiente.
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