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132 L\S \'i!UUDES ner su max1mo empeño en buscar la mayor abne– gacion y continua mortificación en todas las co– sas » según las exigencias de la gracia y las posibi– lidades personales 11 • Tales eran los principios en que se fundaba la santa Madre para seleccionar las postulantes. No reparaba excesivamente si habían practicado antes estas o aquellas virtudes, si sentían atractivas hacia las buenas lecturas y santas meditaciones, etc., sino más bien si se habían ejercitado en el dominio de los afectos y de las pasiones. Prefería entre to– das a las que habían dado pruebas ele amar y practicar la mortificación, negándose a si mismas. E insistía con la maestra ele novicias para que en la formación de las jóvenes se fomentara este espí– ritu como muy pro ele la Orden 15 • Esta fue también su norma de conducta y su método pedagógico. En sus exhortaciones ponde– raba mucho la importancia ele la mortificación interior y ensalzaba la victoria sobre las pasiones y afirmaba que Dios no exige a sus predilectos sublimes contemplaciones sino la mortificación de las propias pasiones. La contemplación y el éxtasis y cualesquiera otros carismas extraordinarios sue· len ser el galardón y el fruto que recogen quienes han subyugado sus pasiones y afectos con el ven– cimiento proprio. Añadía tembién que la buena oración no se valora y miele por los gustos espi– rituales, que a las veces buscan algunas intempe– rantes, que prefieren las consolaciones ele Dios 14 Cf. Co11stirutions qui concerncnt l'instruction spi– rituelle VI/11, en Recue.il, p. 52. 15 Cf. DE SAINTE MARIE, Abrégé de la vic, p. 264 sig.

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