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LA '.\IORTIFIC\CION 131 dente, que reciben la forma que se les da sin resistencia; entonces usaba para con la inte– resada esta condescendencia: no se servía de sus disposiciones y capacidades para cualquier oficio, sino que la empleaba en aquellos para los que demostraba una incli– nación natural y mayor habilidad para de– sempeñarlos con agrado y perfección. De esta manera uniendo prudentemente la na– turnleza y la gracia, los movimientos de la obediencia y las capacidades naturales, logra– ba que las religiosas cumplieran más satis– factoriamente los oficios, que se les hacían agradables, y que la comunidad sacara mayo– res ventajas, porque se hacían con mucha asiduidad y vigilancia » 11 • Y lo dicho baste por lo que se refiere concre– tamente a la mortificación externa y a las auste– ridades corporales. A la Santa Madre no se lo ocultaba que para configurarse a Cristo perfectamente era indispen– sable negarse a si misma; de ahí que recalcara una y otra vez la importancia 1primordial de la abne– gación de la voluntad y de la renuncia interior, que por lo demás son siempre compatibles con cualesquiera estado de fuerzas físicas y no entor– pecen ni retardan el conseguimiento del propio fin social, es decir las actividades profesionales o de oficio. Por tanto para escalar más facilmente la cima de la santidad que consiste en la perfecta identificación con Cristo Jesús, todas han « de po- n FR\:S:CISCO JCLIA DE TüLOSA, Vita della F c11erabilc, par– te II, cap. 14, f. 1021·.