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130 L\S VIRTUDES leza, mientras que la ceguera del amor pro– pio causa agravio al ,prójimo. Sentencia me– morable, que debían llevar grabada en el fondo del alma las religiosas que muchas ve– ces son arrastradas a austeridades peligrosas bajo pretexto de mortificación y penitencia, lo cual jamás harían si observaran la nor– ma de esta Madre, fundada en la prudencia y discreción » 1 ". Blácenos recordar otro principio pedagógico y norma de su propia conducta. Por temperamento y por educación, pero sobre todo iluminada de la divina gracia Juana de Lestonnac tenía el máximo respeto a la persona humana. Ya hemos dicho que su ascética penitensial era de tipo humanísti– co. Consideraba al hombre como necesitado de re– forma, eso sí, pero al mismo tiempo como capaz de insospechadas posibilidades sostenido por la gracia y por los medios subsidiarios. Por eso en su pedagogía espiritual condescendía en la medi– da de lo ,posible con las tendencias naturales de cada una y favorecía el desarrollo homogéneo de la persona. Nuestra observación se basa en un tesümonio del biógrafo Francisco de Tolosa. Co– mentando la actitud pedagógico-espiritual de la Fundadora dice: « Tenía además otro modo de obrar, que facilitaba la práctica del bien y hacíalo muy provechoso a la comunidad. Cuando se per– cataba que alguna religiosa, gracias a un prolongado ejercicio de conformidad a la voluntad de la superiora, estaba en sus ma– nos como cera blanda y como hierro can- 10 DE SAINTE MARIE, Abrégé de la vie, p. 158 sig.
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