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LA OBEDIENCIA 121 Un ejemplo de cuanto hemos apuntado nos lo ofrece la encantadora a1ma de la Madre Juana de Guaignon, modelo de fidelidad a las reglas y de amor a la vida religiosa, como antes lo había sido de las pensionistas en la atribulada funda– ción de La Ferté Bonard, en donde murió santa– mente el 20 de junio de 1638. Pertenecía a una famiI,ia muy distinguida, que contaba entre sus ascendientes barones y obispos. Hallándose ya próxima a la muerte, se despidió con un afectuoso abrazo de todas las religiosas de la comunidad. El ,confesor, que estaba allí presente, le rogó que dirigiera algunas palabras de edificación a las. hermanas. Timidamente se excusaba, alegando que, siendo aun joven profesa, no le tocaba a ella dar consejos ni lecoiones a nadie. Entonces el confesor le indicó que convenía obedecer, y ense– guida sin manifestar oposición alguna, les dijo: « La obediencia es, según mi modo de ver, la virtud que conserva todas las demás y el gran medio para unirnos a Dios, pues le agrada sobremanera. Mi mayor pesar en este momento es el no haberla observado con bastante perfección » 10 • 10 Cf. Histoire de l'Ordre II, p. 382.

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